Joan Manén
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Joan Manén c. 1906 / © Associació Joan Manén


Joan Manén / © Joan Àngel Coll


Joan Manén y el pianista Joaquin Nin, c. 1912 / © Joan Àngel Coll


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Los años dorados

(1904-1914)

En 1904 en Berlín, la familia Manén hizo amistad con el célebre poeta y novelista Ernst von Wolzogen. La relación con la familia Wolzogen fue muy intensa, fruto de una mutua admiración. Wolzogen se interesó tanto por la ópera Jeanne de Naples que encargó una traducción al alemán de esta y consiguió que el Teatro de la Ópera de Frankfurt la estrenara con el título de Der Fackeltanz en 1909. Por otro lado, Manén compuso el ciclo de Canciones alemanas Op. A-4 con poesías de Wolzogen y su esposa.

Después de una larga temporada inmerso en la composición y estreno de sus dos primeras óperas, Manén retomó con mayor intensidad el estudio del violín afrontando obras de gran dificultad. En aquellos momentos el nivel técnico que había desarrollado, con sólo veinte años, era realmente extraordinario. En noviembre de 1904, gracias al mecenazgo de Pancho Goldschmidt, sobrino de Otto, tuvo lugar el verdadero triunfo de Manén en la Hochschule für Musik de Berlín, con dos conciertos en los que afrontó una de las obras de mayor dificultad de Paganini, las Variaciones God save the King. Toda la crítica se deshizo en elogios y a partir de entonces comenzó a recibir una auténtica lluvia de contratos impensables unos meses antes. Su nombre se extendió entre la alta sociedad y Pancho Goldschmidt decidió representar al artista. Entre los primeros conciertos que realizó durante 1905 destacaron los que hizo en Lodz (Polonia) así como una extensa gira por Alemania: Erfurt, Weimar, Leipzig, Dresde...

En 1906 llegaron a la Revista Musical Catalana las críticas de la prensa alemana obtenidas por Manén. Las referidas a Leipzig decían: "[...] ayer pudo mostrarse Joan Manén como maestro sin par y desencadenó tormentas de ovaciones [...] En el arte de Paganini hay que reconocer que hoy el señor Manén se encuentra en el primer lugar entre todos los violinistas." (Arthur Smolian, Leipziger Zeitung No.40, 17-2-1906); "su fenomenal técnica, de una gran nitidez, unida a una absoluta pureza de sonido, le asegura ya el favor del público. Pero aún apreciamos más su profunda musicalidad, su famoso golpe de arco y su magnífico cantábile [...] Yo considero, de verdad, a Manén, como el más gran violinista de hoy, y él me parece, más aún que Kubelík, un Paganini redivivus."(Dr. V. Lederer, Der Signale Leipzig, 14 y 21-2-1906). Otros diarios de Berlín, Dresde, Düsseldorf, Colonia, Hannover, Danzig, Weimar, Ponen o Baden, confirmaban con frases similares el inmenso éxito que Manén obtiene en Alemania durante el último invierno. A finales de 1906 en una breve estancia en Barcelona, ofreció en el Teatro Principal, para las Audiciones Grané, dos importantes conciertos con orquesta dirigidos por Joan Lamote de Grignon en que también participó el violinista Joan Massià con el Doble Concierto de Bach. Mientras Manén continuaba componiendo y algunas de sus obras aparecían en los programas firmadas con varios seudónimos; según comenta el mismo compositor en sus memorias (Mis experiencias), utilizaba seudónimos para resguardarse de una mala crítica de la obra, si se daba el caso.

A partir de 1907 las giras por toda Europa se sucedieron sin interrupción. Se presenta también en Rusia y Finlandia, país que le invitaría anualmente hasta el estallido de la primera guerra. Aquel año estrenó su Sinfonía Nova Catalònia en Alemania, con la Orquesta Sinfónica de Plauen dirigida por Max Werner. Cuatro años después, en 1911, sería interpretada también por la Orquesta Gewerbehauskapelle de Dresde. En junio de 1907, Manén dio tres recitales en el Teatro de la Zarzuela de Madrid ante la presencia del rey Alfonso XIII que le invitaría al Palacio Real; en aquella recepción conocería al escritor Jacinto Benavente y al compositor Tomás Bretón. Durante los últimos meses de 1907 la Ópera Real de Dresde preparó la representación de la ópera Acté que sería dirigida por Ernst von Schuch durante la temporada estable del teatro. El reparto contó con algunas de las mejores voces del momento como la soprano Marie Wittich, el tenor Karel Burian y el barítono Karl Perron. El estreno tuvo lugar el 24 de enero de 1908 y toda la crítica alabó unánimemente la ópera. El éxito fue uno de los más importantes que el compositor tuvo a lo largo de su vida, un triunfo que le ayudó a consolidarse como destacado compositor especialmente en Alemania. La crítica de aquellos días dijo de él: "¿habrá descubierto Dresde en el joven Manén un Richard Strauss español? Si se comparan las originales melodías de Manén en su ópera Acté y por otra parte la genial contrapuntística y polifonía de Strauss que de una manera fantástica y ardorosa el español también ostenta, podríamos encontrar muchos puntos de contacto como la avanzada armonía, la capacidad descriptiva, la potencia de atracción y la sonoridad de las disonancias. El éxito fue sorprendente y duradero." En Dresde se hicieron más de veinte representaciones. Posteriormente la ópera fue representada en 1910 en Colonia y en 1914 en Leipzig, en ambas ciudades dirigida por Otto Lohse.

En mayo de 1908 Manén hizo tres actuaciones en el Teatro Real de Madrid bajo la dirección de Enrique Fernández Arbós interpretando el Concierto en Fa sostenido de Henryk Wieniawski y más tarde tocó en Alemania por primera vez sus Variaciones sobre un Tema de Tartini Op. A- 2 para violín y orquesta, obra de extrema dificultad. En agosto de ese año muere su padre. Durante 1908, a raíz de la amistad que tenía con Lluís Millet, director y fundador del Orfeó Català, inició la composición de algunas obras corales inspiradas en temas populares catalanes, entre ellas Muntanyes del Canigó y El Pardal. Una vez finalizada la gira de invierno 1908-1909 por Dinamarca, Alemania, Rusia, Austria y Holanda, Manén llega a Barcelona en mayo de 1909 donde da dos conciertos en el Palau de la Música. Durante aquellos meses compuso su Canción y Estudio para violín y orquesta de cuerda y estuvo trabajando en una tercera ópera, la sinfonía teatral El Pross con libreto en catalán escrito por él mismo y que posteriormente llevaría el nombre de Der Weg zur Sonne (El camino del sol). En octubre de ese mismo año emprende una nueva gira en la que realiza setenta conciertos en tan sólo seis meses. La prensa de Estocolmo publicó que no se recordaba ningún otro artista que hubiera obtenido un éxito tan importante en aquella ciudad. El 2 y 3 de septiembre de 1909, Manén y Enrique Granados hacen los primeros recitales juntos en La Coruña interpretando la Sonata nº9 "Kreutzer" de Beethoven, entre otras obras.

Durante el mes de febrero de 1910, Manén realizó conciertos en Finlandia y Suecia. Posteriormente tocó en Chequia, Croacia, Suiza y Alemania. También visitó La Habana para inaugurar, con varios recitales, la Sociedad Filarmónica. Aquellos días iniciaría una relación artística con la pianista Pura Lago acompañándole en muchos de los recitales, especialmente en giras por España, hasta 1923. En diciembre de 1910 en Berlín, el violinista Gustav Havemann estrenó su Concierto para violín y orquesta op. A-6, una obra que posteriormente el compositor descatalogaría y reelaboraría como Concierto sinfónico para piano y orquesta op. A-13. Pronto Manén inició una catalogación definitiva de sus obras que llevaría antes la numeración la letra "A", para diferenciarlas de aquellas escritas durante la adolescencia, las cuales no consideraba suficientemente bien acabadas. Muchas de estas obras de juventud las eliminó del catálogo, mientras otras las decidió incluir después de realizar una importante reelaboración.

En enero de 1911 Joan Manén dirigió en el Teatro Municipal de Colonia la representación número veintidós dos de Acté con gran éxito e hizo los primeros conciertos en Austria, país en el cual aún no había actuado. Durante su estancia en Viena firmó un contrato con la prestigiosa Universal Edition, para la edición de sus obras. En Budapest hizo amistad con el gran violinista Jeno Hubay, quien le dedicó dos obras, Ballade op. 104 nº1 y Sunshine op. 108 nº1. El 3 de noviembre de 1911 tuvo lugar el estreno de su obra Juventus, Concerto grosso para dos violines, piano y orquesta, op. A-5 en el Kurhaus de Wiesbaden con Hugo Heermann y Joan Manén (violines), Joaquín Nin (piano), y todos bajo la dirección de Otto Lohse. Pocos días más tarde, en Moscú, Manén tocó bajo la dirección de Bruno Walter sus Variaciones Tartini con la presencia del gran violinista Jan Kubelík entre el público. En San Petersburgo Manén fue invitado a Palacio por el Zar Nicolás II y la Zarina de Rusia y en enero de 1912 fue recibido en la corte de Berlín por el Kayser Guillermo II. Las giras se sucedieron a un ritmo muy intenso. Cabe destacar un recital que tuvo lugar en Danzig en el que Manén interpretó un Trío de Brahms con la gran pianista Teresa Carreño y el violonchelista Anton Hekking. Poco después de dicha actuación actuaría en el Queen’s Hall de Londres (28-4-1912) bajo la dirección de Sir Henry Wood. A partir de mayo de 1912 realizó una gira de conciertos por España durante la cual apareció en el Palau de la Música de Barcelona con un concierto en tres partes: Concierto en Sol menor de Bruch, Concierto no 3 de Saint-Saëns, las dos Romanzas de Beethoven y sus Variaciones Tartini. En julio fue invitado para hacer cuatro conciertos durante las fiestas de San Fermín en Pamplona, unos conciertos que anualmente había realizado el famoso violinista Pablo Sarasate, fallecido en 1908; a raíz del éxito extraordinario que obtuvieran sus actuaciones en Pamplona, la organización decidió invitarle anualmente. Durante la extensa gira de aquel 1912, Manén tocó en Noruega bajo la dirección de Johan Halvorsen, en Viena con Oskar Nedbal y en Ámsterdam y La Haya lo dirigió Willem Mengelberg, uno de los más permanentes defensores de las composiciones del músico catalán y con quien se reencontraría en el Augusteo de Roma a finales de año.

En enero de 1913 Manén obtiene un gran éxito en los tres conciertos que ofrece en el Teatro Real de Madrid, acompañado por la orquesta del mismo teatro y continúa las giras por Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia y Bélgica. En Estrasburgo le dirige el célebre compositor Hans Pfitzner. En una breve aparición de Manén en el Palau de la Música de Barcelona, durante la cuaresma, interpreta la Fantasía escocesa de Bruch acompañado por la Orquesta Sinfónica de Barcelona dirigida por Joan Lamote de Grignon y con el pianista Fernando Ardèvol hace un recital extraordinario en que interpreta la Sonata nº9 "Kreutzer" de Beethoven. En mayo se reencuentra con Mengelberg en Londres y allí conoce a Camille Saint-Saëns con el cual toca, en un salón privado, su Introducción y Rondó Capriccioso. Desde principios de agosto hasta finales de septiembre los pasó descansando en Camprodón donde hizo un concierto benéfico a favor del Hospital de niños de la localidad; durante aquellos días escribiría su célebre sardana Camprodon. En septiembre retomó una nueva gira europea: Polonia, Austria, Hungría, Italia y Alemania. En Budapest dio un recital con Frederik Lammond durante el cual, y mientras iban por el Finale de la Sonata Kreutzer de Beethoven, sufrió la rotura de la primera cuerda del violín. Manén no detuvo su interpretación y continuó hasta concluir la obra utilizando solo las tres cuerdas restantes; la audiencia estalló con grandes ovaciones, proeza que se reflejó en la prensa al día siguiente. El 23 de noviembre tuvo lugar una nueva interpretación de Juventus con la Orquesta Filarmónica de Viena bajo la dirección de Felix Weingartner; los solistas fueron Joan Manén y Carl Prill y el pianista Joaquín Nin. A finales de año hizo una nueva gira por España acompañado por la joven y talentosa pianista Pilar Bayona. Durante ese año, Manén dirigió su Sinfonía Nova Catalònia con la Winderstein Orchestra de Leipzig y, gracias a la intercesión del director Otto Lohse, su ópera Der Weg zur Sonne fue aceptada para ser representada durante 1915 en el Teatro de la Monnaie de Bruselas. Desgraciadamente el estreno no pudo realizarse por culpa del estallido de la Gran Guerra.

Las expectativas para el 1914 eran excelentes. Las actuaciones como solista alcanzaban un nivel abrumador, con giras durante ese año por Alemania y Polonia. Las obras de Manén se escuchaban cada vez con mayor frecuencia. El 30 de enero se estrenó en Leipzig la ópera Acté, bajo la dirección nuevamente de Otto Lohse. El 25 de enero en París (Association Hasselmans dirigida por Lucien Wurmser) y el 5 de febrero en Amsterdam (Concertgebouw Orchestra con Willem Mengelberg), tuvieron lugar dos nuevas interpretaciones de Juventus op. A-5. En Berlín, Manén hizo varias grabaciones que fueron publicados por Favorite Record y Parlophone. Entre las grabaciones para Favorite Record había el primer y segundo movimiento del Concierto nº1 de Max Bruch, el Lamento de su Concerto espagnol y varias transcripciones propias de obras de Bach, Chopin, Gluck y Martini. Para Parlophone grabó el tercer movimiento del Concierto para violín de Mendelssohn y obras de Sarasate, Paganini y Wieniawski entre otros. También la casa discográfica Anker Phonogram grabó dos discos con Joan Manén y la cantante Hedwig Francillo Kaufmann. En junio el violinista aceptó tomar parte, para garantizar el éxito, en los dos primeros conciertos que el Orfeó Català celebraría en el Albert Hall de Londres. Durante aquellos días Manén se planteó la composición de una nueva ópera, basada en el mito del Don Juan. Inició la redacción del libreto de la ópera, la primera de la trilogía que escribiría sobre el personaje, obra principal y culminante de todo su catálogo que no finalizaría definitivamente hasta 1963.

Manén se encontraba en Barcelona cuando el 4 de agosto se declaró en Europa la Primera Guerra Mundial, la cruenta experiencia de cuatro años que se saldó con diez millones de muertos y con una Europa devastada. Vio así de pronto truncada su carrera como violinista y compositor al ver todos sus compromisos artísticos cancelados: el estreno de Acté en Wiesbaden, el estreno de su tercera ópera Der Weg zur Sonne que había de tener lugar en 1915 en Bruselas y una gira de conciertos en la que tenía que visitar diez países diferentes. También económicamente recibió un duro golpe al ver como casi toda su fortuna, ganada a largo de los últimos años y que se encontraba custodiada en un banco alemán, desaparecía para siempre.

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