Joan Manén
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Joan Manén c. 1895 / Autor: Schuventner / © Joan Àngel Coll


Joan Manén c. 1895 © Associació Joan Manén


Joan Manén 1897 © Associació Joan Manén


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Las américas: tercera gira

(1895-1897)

Entre los primeros conciertos llevados a cabo por Joan Manén en Estados Unidos destaca el que tuvo lugar en el Carnegie Hall el 15 de enero de 1895, en que interpretó el Andante de la Sinfonía española de Edouard Lalo acompañado por la Orquesta Sinfónica de Nueva York dirigida por Walter Damrosch. El 31 de marzo volvió a presentarse en el Carnegie Hall con la misma orquesta y el mismo director en un concierto benéfico. Durante aquellos días, Manén descubrió las óperas de Wagner y asistió a los conciertos que ofreció Eugene Ysaÿe en la ciudad. El padre, impresionado por las interpretaciones del gran violinista, consiguió que el artista belga escuchara a su hijo. En Nueva York, instigado por su padre, Manén empezó a componer obras originales de pequeño formato, como la Romanza española o el Studio di concierto, que inmediatamente son publicadas por una editorial neoyorquina.

Tras finalizar los conciertos promovidos por Leon Margulies en Estados Unidos, Manén acompañado de su padre, y en esta ocasión también por su madre, inició un largo viaje de más de un año y medio de duración (abril 1895 - diciembre 1896), con la intención de darse a conocer en países de centro y Sudamérica: México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia y Venezuela. Aquellos años, la familia vivió azarosas aventuras, perseverando en una lucha quimérica por mostrar el talento de su hijo en auditorios, pequeñas salas o incluso haciendo de telonero en diferentes espectáculos teatrales. El padre acompañó al piano a su hijo en muchos de los conciertos. Joan Manén empezó a afrontar de forma autodidacta las obras más difíciles de Paganini mientras continuó componiendo piezas para violín y piano que presentó en concierto, entre ellas la Romancita op. 7, escrita y estrenada en Venezuela en agosto de 1896. Durante su larga estancia en México se atrevió a componer algunas obras de gran formato como el Concierto Mejicano para violín y orquesta o la Sinfonía Oxtonia, música que más tarde retiró de su catálogo de obras por evidenciar una importante falta de conocimientos, fruto de un autoaprendizaje. Otras obras como el Capricho catalán nº1 "anyorança" para violín y orquesta, fueron composiciones que, en el futuro, después de una reelaboración del material, formarían parte de su catálogo definitivo.

Una vez finalizada aquella larga gira, etapa de vida nómada llena de vicisitudes, la familia regresó a Nueva York para reencontrarse con amigos como Fermín Toledo, mánager del Aeolian Company. Durante los meses de diciembre de 1896 y enero de 1897 hizo seis conciertos, cuatro acompañados por un órgano Aeolian con rollos perforados expresamente para la ocasión y dos en Boston y en Troy. En el concierto de Boston la crítica dijo: "su técnica, a pesar de ser en momentos sorprendentemente buena para su juventud, no está tan bien redondeada como la de otros niños prodigio que hemos escuchado. Pero este niño es indiscutiblemente más musical en materia de ritmo, expresión y fraseo. Toca con mucho gusto, con menos extravagancias que algunos de sus rivales. Ha tocado con una gran sobriedad, sin arcaísmos, sin la bravura intolerable que caracteriza a tantos niños violinistas y pianistas."

Finalmente, después de casi dos años de estancia en el extranjero, en marzo de 1897 la familia regresó a Barcelona. Durante ese año en su ciudad, Manén hizo varias presentaciones, entre ellas la que tuvo lugar el 28 de octubre en el Teatro Lírico. Compuso dos obras importantes que posteriormente reelaboraría: el Concierto Español y el Capricho catalán nº2 "Aplech", ambas para violín y orquesta. Con 14 años el adolescente pedía iniciar un nuevo camino que le permitiera desarrollarse como artista; este camino era Berlín, ciudad donde tendría lugar la etapa más enriquecedora y decisiva para su desarrollo artístico.

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